Según datos de la OCDE, Chile se encuentra un 11,7% por sobre el promedio de los países del grupo que más trabajan, con aproximadamente 1.916 horas al año. En razón de esto, es cada vez más relevante el debate en torno a la reducción de la jornada laboral en el país, proceso que ya está ad portas de aprobarse para estandarizar la rebaja de 45 a 40 horas semanales.
Desde 1924 y hasta 2005, la jornada laboral de nuestro país correspondía a 48 horas. ¿Qué sucedió cuando se realizó este cambio? Según un estudio del 2013 no se vio afectada la empleabilidad ni los salarios, es más, impulsó las remuneraciones por hora. No obstante, la realidad de aquella época dista mucho de la realidad actual, donde muchos empleos se encuentran automatizados y el país ha crecido en número de migrantes. Según el análisis, el mercado laboral es flexible y diverso, por lo que cualquier modificación debe atenderse entendiendo esas particularidades para así evitar efectos adversos en su implementación.
Implementación e impacto
De aprobarse esta normativa, su implementación será gradual (por año) y se estima que beneficie a más de 4 millones de trabajadores en todo el país, provocando también modificaciones en las jornadas ordinaria, parcial y extraordinaria. De acuerdo a información oficial, la gradualidad permite enfrentar con responsabilidad el cambio, protegiendo los salarios y el empleo. En ese sentido, el impacto económico de la norma debería aplacarse, teniendo en cuenta los márgenes actuales de inflación y bajo crecimiento. De todas maneras, las empresas que se han certificado voluntariamente con el Sello 40 horas, siendo más del 90% de menor tamaño, han demostrado que es posible la reducción adaptándose a los requerimientos de la actividad productiva.
La experiencia y la tendencia evidencia que, según estudios de organismos internacionales, la jornada de 40 horas posiciona a Chile en los márgenes de las economías más avanzadas. Según la BBC, en 2019 nueve países de América Latina mantenían límites de 48 horas semanales (Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Uruguay). Sin embargo, países como Colombia, Argentina y México ya se encuentran discutiendo una reducción de sus jornadas. Colombia por un lado pretende establecer como límite las 44 horas hacia 2025. Mientras que en México una iniciativa busca reducir la jornada diaria a 7 horas y aumentar los días de vacaciones de 6 a 12. Argentina, por su parte, ya planea reducir la jornada de 48 a 40 e incluso 36.
Principales beneficios
Según la OIT, la reducción de jornada laboral es beneficiosa para la salud y el bienestar de los trabajadores, permitiendo mayor espacio para la vida familiar y recreativa. También, refuerza la productividad, favorece aspectos como la seguridad en el lugar de trabajo y promueve la equidad de género. Todo ello se traduce en jornadas más provechosas y con menos gasto de recursos. Un estudio de asesoría técnica del Congreso Nacional, plantea que “Por otra parte, un aspecto relevante de la discusión es respecto a los efectos económicos que tendría una variación de la jornada laboral en el mercado laboral, y concretamente sobre el empleo, la eficiencia económica y la productividad laboral. (…) una reducción de la semana laboral conduciría a más empleo debido a que se necesitaría un mayor número de trabajadores para cubrir las horas en que reduce la jornada.” En definitiva, diversos análisis plantean que no existe evidencia concluyente sobre impactos económicos negativos en las modificaciones a las jornadas.
Por otro lado, la normativa obliga a modernizar los sistemas de registro y Control de Asistencia, para así cumplir con los nuevos mecanismos de fiscalización, los cuales serán más rigurosos. En ese sentido, soluciones integrales como GeoVictoria son fundamentales para que las empresas cumplan la normativa y mantengan registros actualizados y transparentes.
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